HABILIDADES DE COMUNICACIÓN: Técnicas para la Comunicación Eficaz
Autor: Angel A. Marcuello García
1. LA COMUNICACIÓN
Somos primordialmente seres “sociales”,
en el sentido de que pasamos la mayor parte de nuestras vidas con otras
personas. Por consiguiente, es importante aprender a entenderse con los otros y
a funcionar adecuadamente en situaciones sociales. Ciertas habilidades de
comunicación nos ayudan a mejorar las relaciones interpersonales.
La comunicación es el acto por el cual
un individuo establece con otro un contacto que le permite transmitir una
información. En la comunicación intervienen diversos elementos que pueden
facilitar o dificultar el proceso.

·
Emisor: La persona (o personas) que emite un mensaje.
·
Receptor: La persona (o personas) que recibe el mensaje.
·
Mensaje: Contenido de la información que se envía.
·
Canal: Medio por el que se envía el mensaje.
·
Código: Signos y reglas empleadas para enviar el mensaje.
·
Contexto: Situación en la que se produce la comunicación.
La comunicación eficaz entre dos
personas se produce cuando el receptor interpreta el mensaje en el sentido que
pretende el emisor.
2. TIPOS DE COMUNICACIÓN
Las formas de comunicación humana
pueden agruparse en dos grandes categorías: la comunicación verbal y la
comunicación no verbal:
·
La comunicación verbal se refiere a las palabras que utilizamos y a las
inflexiones de nuestra voz (tono de voz).
·
La comunicación no verbal hace referencia a un gran número de canales,
entre los que se podrían citar como los más importantes el contacto visual, los
gestos faciales, los movimientos de brazos y manos o la postura y la distancia
corporal.
Comunicación verbal
·
Palabras (lo que decimos)
·
Tono de nuestra voz
Comunicación no
verbal
·
Contacto visual
·
Gestos faciales (expresión de la cara)
·
Movimientos de brazos y manos
·
Postura y distancia corporal
Pese a la importancia que le solemos
atribuir a la comunicación verbal, entre un 65 % y un 80 % del total de nuestra
comunicación con los demás la realizamos a través de canales no verbales. Para
comunicarse eficazmente, los mensajes verbales y no verbales deben coincidir
entre sí. Muchas dificultades en la comunicación se producen cuando nuestras
palabras se contradicen con nuestra conducta no verbal. Ejemplo:
·
Un hijo le entrega un regalo a su padre por su cumpleaños y éste, con
una expresión de decepción, dice: “Gracias, es justo lo que quería”.
·
Un chico encuentra a su mejor amigo por la calle y, cuando le saluda, el
otro le devuelve el saludo con un frío y seco “hola” y desvía la mirada.
3. TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN EFICAZ
Todos conocemos y podríamos citar en
teoría cuales son los principios básicos para lograr una correcta comunicación,
pero, tal vez por orgullo,
frecuentemente nos olvidamos de ellos. Algunas de las estrategias que podemos emplear
son tan sencillas como las siguientes:
3.1. La escucha activa
Uno de los principios
más importantes y difíciles de todo el proceso comunicativo es el saber
escuchar. La falta de comunicación que se sufre hoy día se debe en gran
parte a que no se sabe escuchar a los demás. Se está más tiempo pendiente de
las propias emisiones, y en esta necesidad propia de comunicar se pierde la
esencia de la comunicación, es decir, poner en común, compartir con los demás.
Existe la creencia errónea de que se escucha de forma automática, pero no es
así. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también
del que se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye. Pero, ¿qué es
realmente la escucha activa?.
La escucha activa
significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que
habla. ¿Cuál es la diferencia entre el oír y el escuchar?. Existen
grandes diferencias. El oír es simplemente percibir vibraciones de sonido.
Mientras que escuchar es entender, comprender o dar sentido a lo que se oye. La
escucha efectiva tiene que ser necesariamente activa por encima de lo pasivo.
La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la
persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos
que subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien se
precisa asimismo cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra
persona.
Elementos que
facilitan la escucha activa:
·
Disposición psicológica: prepararse interiormente para escuchar.
Observar al otro: identificar el contenido de lo que dice, los objetivos y los
sentimientos.
·
Expresar al otro que le escuchas con comunicación verbal (ya veo, umm,
uh, etc.) y no verbal (contacto visual, gestos, inclinación del cuerpo, etc.).
Elementos a evitar en
la escucha activa:
·
No distraernos, porque distraerse es fácil en determinados momentos. La
curva de la atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el
mensaje continua y vuelve a ascender hacia el final del mensaje, Hay que tratar
de combatir esta tendencia haciendo un esfuerzo especial hacia la mitad del
mensaje con objeto de que nuestra atención no decaiga.
·
No interrumpir al que habla.
·
No juzgar.
·
No ofrecer ayuda o soluciones prematuras.
·
No rechazar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: "no te
preocupes, eso no es nada".
·
No contar "tu historia" cuando el otro necesita hablarte.
·
No contra argumentar. Por ejemplo: el otro dice "me siento
mal" y tú respondes "y yo también".
·
Evitar el "síndrome del experto": ya tienes las respuestas al
problema de la otra persona, antes incluso de que te haya contado la mitad.
Habilidades para la
escucha activa:
Mostrar empatía: Escuchar
activamente las emociones de los demás es tratar de "meternos en su
pellejo" y entender sus motivos. Es escuchar sus sentimientos y hacerle
saber que "nos hacemos cargo", intentar entender lo que siente esa
persona. No se trata de mostrar alegría, si siquiera de ser simpáticos.
Simplemente, que somos capaces de ponernos en su lugar. Sin embargo, no
significa aceptar ni estar de acuerdo con la posición del otro. Para demostrar
esa actitud, usaremos frases como: “entiendo lo que sientes”, “noto que...”.
Parafrasear. Este concepto
significa verificar o decir con las propias palabras lo que parece que el
emisor acaba de decir. Es muy importante en el proceso de escucha ya que ayuda
a comprender lo que el otro está diciendo y permite verificar si realmente se
está entendiendo y no malinterpretando lo que se dice. Un ejemplo de
parafrasear puede ser: “Entonces, según veo, lo que pasaba era que...”,
“¿Quieres decir que te sentiste...?”.
Emitir palabras de
refuerzo o cumplidos. Pueden definirse como verbalizaciones que suponen
un halago para la otra persona o refuerzan su discurso al transmitir que uno
aprueba, está de acuerdo o comprende lo que se acaba de decir. Algunos ejemplos
serían: "Esto es muy divertido"; "Me encanta hablar
contigo" o "Debes ser muy bueno jugando al tenis". Otro tipo de
frases menos directas sirven también para transmitir el interés por la
conversación: "Bien", "umm" o "¡Estupendo!".
Resumir: Mediante esta
habilidad informamos a la otra persona de nuestro grado de comprensión o de la
necesidad de mayor aclaración. Expresiones de resumen serían:
·
"Si no te he entendido mal..."
·
"O sea, que lo que me estás diciendo es..."
·
"A ver si te he entendido bien...."
Expresiones de aclaración serían:
·
"¿Es correcto?"
·
"¿Estoy en lo cierto?"
3.2. Algunos aspectos que mejoran la comunicación:
·
Al criticar a otra persona, hablar de lo que hace,
no de lo que es. Las etiquetas no ayudan a que la persona cambie, sino que refuerzan
sus defensas. Hablar de lo que es una persona sería: "te has vuelto a
olvidar de sacar la basura. Eres un desastre"; mientras que hablar de lo
que hace sería: "te has vuelto a olvidar de sacar la basura. Últimamente
te olvidas mucho de las cosas".
·
Discutir los temas de uno en uno, no
"aprovechar" que se está discutiendo, por ejemplo sobre la
impuntualidad de la pareja, para reprocharle de paso que es un despistado, un
olvidadizo y que no es cariñoso.
·
No ir acumulando emociones negativas sin
comunicarlas, ya que producirían un estallido que conduciría a una hostilidad
destructiva.
·
No hablar del pasado. Rememorar antiguas
ventajas, o sacar a relucir los “trapos sucios” del pasado, no sólo no aporta
nada provechoso, sino que despierta malos sentimientos. El pasado sólo debe
sacarse a colación constructivamente, para utilizarlo de modelo cuando ha sido
bueno e intentamos volver a poner en marcha conductas positivas quizá algo
olvidadas. Pero es evidente que el pasado no puede cambiarse; por tanto hay que
dirigir las energías al presente y al futuro.
·
Ser específico. Ser específico, concreto, preciso, es
una de las normas principales de la comunicación. Tras una comunicación específica,
hay cambios; es una forma concreta de avanzar. Cuando se es inespecífico, rara
vez se moviliza nada. Si por ejemplo, nos sentimos solos/as y deseamos más
tiempo para estar con nuestra pareja, no le diga únicamente algo así: “No me
haces caso”, “Me siento solo/a”, “Siempre estás ocupado/a”. Aunque tal
formulación exprese un sentimiento, si no hacemos una propuesta específica,
probablemente las cosas no cambiarán. Sería apropiado añadir algo más. Por
ejemplo: “¿Qué te parece si ambos nos comprometemos a dejar todo lo que tenemos
entre manos a las 9 de la noche, y así podremos cenar juntos y charlar?”.
·
Evitar las generalizaciones. Los términos
"siempre" y "nunca" raras veces son ciertos y tienden a
formar etiquetas. Es diferente decir: "últimamente te veo algo
ausente" que "siempre estás en las nubes". Para ser justos y
honestos, para llegar a acuerdos, para producir cambios, resultan más efectivas
expresiones del tipo: “La mayoría de veces”, “En ocasiones”, “Algunas veces”,
“Frecuentemente”. Son formas de expresión que permiten al otro sentirse
correctamente valorado.
·
Ser breve. Repetir varias veces lo mismo con
distintas palabras, o alargar excesivamente el planteamiento, no es agradable
para quién escucha. Produce la sensación de ser tratado como alguien de pocas
luces o como un niño. En todo caso, corre el peligro de que le rehúyan por
pesado cuando empiece a hablar. Hay que recordar que: “Lo bueno, si breve, dos
veces bueno”.
·
Cuidar la comunicación no verbal. Para ello,
tendremos en cuenta lo siguiente:
o
La comunicación no verbal debe de ir acorde con la verbal . Decir "
ya sabes que te quiero" con cara de fastidio dejará a la otra persona peor
que si no se hubiera dicho nada.
o
Contacto visual. Es el porcentaje de tiempo que se está mirando a los
ojos de la otra persona. El contacto visual debe ser frecuente, pero no
exagerado.
o
Afecto. Es el tono emocional adecuado para la situación en la que se
está interactuando. Se basa en índices como el tono de voz, la expresión facial
y el volumen de voz (ni muy alto ni muy bajo).
·
Elegir el lugar y el momento adecuados. En ocasiones,
un buen estilo comunicativo, un modelo coherente o un contenido adecuado pueden
irse al traste si no hemos elegido el momento adecuado para transmitirlo o
entablar una relación. Es importante cuidar algunos aspectos que se refieren al
momento en el que se quiere establecer la comunicación:
o
El ambiente: el lugar, el ruido que exista, el nivel de intimidad...
o
Si vamos a criticar o pedir explicaciones debemos esperar a estar a
solas con nuestro interlocutor.
o
Si vamos a elogiarlo, será bueno que esté con su grupo u otras personas
significativas.
o
Si ha comenzado una discusión y vemos que se nos escapa de las manos o
que no es el momento apropiado utilizaremos frases como: “si no te importa
podemos seguir discutiendo esto en... más tarde”.
BIBILIOGRAFIA:
·
DE LAS HERAS RENERO, Mª DOLORES Y COLS. Programa Discover. Junta
Castilla y León.
·
E. CABALLO, VICENTE. Manual de evaluación y tratamiento de las
habilidades sociales. SIGLO XXI. 1999.
·
GOLDSTEIN ARNOLD. Habilidades sociales y autocontrol en la adolescencia.
SIGLO XXI. 1999.
·
LUENGO MARTÍN, Mª ÁNGELES Y COLS. Construyendo la Salud. MEC.
·
MARTHA DAVIS, MATTHEW MCKAY. Técnicas de autocontrol emocional. MARTÍNEZ
ROCA. 1998.
·
VALLÉS ARANDIGA A. Y VALLÉS TORTOSA C. Programa de refuerzo de las
habilidades sociales III. EOS
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